Con motivo de la “Semana de la actividad física” fuimos
invitados por la dirección de la Escuela primaria y el Jardín de infantes de
nuestro pueblo, Iriarte (de la provincia de Buenos Aires), a compartir con los
niños de ambos establecimientos una sesión de Yoga, para que, dentro del marco
de la actividad física, los niños pudieran conocer y experimentar el Yoga como
una actividad más, disponible en la sociedad actual.
Realizamos una sesión de unos cuarenta minutos, en algún aspecto
experimental, pensando en que los niños pudieran probar un poco de todos los
diferentes aspectos de una clase de hatha yoga (yoga del cuerpo).
Hicimos un pequeño ejercicio de toma de consciencia, una
aproximación al pranayama (respiración consciente) varias asanas (posturas) relacionando
al Yoga con la naturaleza, una relajación profunda y, para finalizar, la
repetición del mantra “om”.
Los niños de la Escuela primaria, que suelen ser más
revoltosos o inquietos, aceptaron de muy buen grado la propuesta. Fueron
entrando en el clima de la sesión de apoco, se divirtieron con la propuesta de
las posturas, al momento de relajar lo hicieron con mucho compromiso y disfrute
y al llegar el momento de repetir todos juntos el mantra “om”, el respeto y la
energía que se sintió fueron impactantes.
El encuentro en primaria fue por la mañana y por la tarde repetimos
la propuesta en el Jardín de infantes al que asisten niños de tres a cinco
años.
En el Jardín, aunque los niños tienen unas características
diferentes por la edad, la predisposición fue la misma. Los niños participaron,
quizá un poco más extrañados ya que necesitan algo más de tiempo para entrar en
confianza (sobre todo los más pequeños), pero de apoco se fueron activando y
terminamos compartiendo las posturas, la relajación profunda y la repetición de
los “om” con una actitud muy participativa.
Puede parecer sorprendente, pero los niños, los más y los
menos inquietos, tienen una receptividad natural al Yoga que resulta muy
interesante de experimentar. La idea de acercar el Yoga a los niños y los niños
al Yoga, en el ámbito de la Escuela resulta de gran importancia, sobre todo por
los resultados obtenidos el mismo día de la práctica y después.
Vivir en un pueblo brinda la oportunidad de ver a los niños
por la calle durante todos los días del año y la manifestación de cariño por parte de
ellos es la muestra fiel de que la experiencia de el Yoga en las escuelas fue muy
positiva.
Esperamos seguir creciendo con propuestas en las escuelas ya que en el entorno social actual una actividad como Yoga, sus formas de afrontar el ejercicio físico y sus valores, puede aportar elementos muy positivos para la formación integral de los niños, sobre todo en el ámbito humano, fundamental para la aceptación y aplicación del conocimiento adquirido en las materias curriculares.
Esperamos seguir creciendo con propuestas en las escuelas ya que en el entorno social actual una actividad como Yoga, sus formas de afrontar el ejercicio físico y sus valores, puede aportar elementos muy positivos para la formación integral de los niños, sobre todo en el ámbito humano, fundamental para la aceptación y aplicación del conocimiento adquirido en las materias curriculares.