La idea que nos llevó a comenzar
con la producción de nuestros budines caseros fue la de crear un producto rico,
a la vez que saludable.
Partiendo de la base de que el
consumo sostenido de azúcares y harinas refinados,
lácteos y grasas animales producen, en la mayoría de los casos, efectos
negativos para la salud y que, desde una idea culturalmente arraigada “rico y
sano” no pueden ir de la mano, comenzamos a desarrollar y experimentar fórmulas
que nos permitieran conseguir un producto apetecible creado con ingredientes (por
separado y también en su conjunto) que permitieran disfrutar de algo diferente,
rico y al mismo tiempo saludable.
Nuestro propósito lleva
implícito, además, elevar el valor de los productos caseros. La energía puesta
en elaborar un producto artesanal y casero forma parte del resultado final de
los budines y por el tipo de elementos que utilizamos para su producción es muy
importante saber manejar dichos productos ya que muchos de ellos requiere de técnicas
particulares para poder ser utilizados en repostería.
Hemos apostado a la utilización
productos orgánicos. Tanto las harinas integrales -que aportan un mayor nivel
proteico e hidratos de calidad dándole al organismo lentas dosis de la energía
que el cuerpo necesita evitando así picos de glucemia-, como el contenido de
azúcar de caña integral -que usamos en pequeñas dosis para darle un matiz dulce
a la masa base-, el extracto de vainilla, etc. son de origen orgánico y/o
natural pensando en que el producto final sea bueno para el organismo.
Al mismo tiempo, evitamos el uso
de productos lácteos, en especial de la manteca que contiene grasas saturadas y
dificultan el equilibrio de la salud, conduciéndonos con el tiempo al alto
nivel de colesterol. En cambio utilizamos aceites vegetales, de primera
prensada en frío, para conseguir una textura que se perciba como agradable al
paladar.
El consumir este tipo de producto
genera mayor saciedad, por lo que al comer un par de porciones, tendremos la
sensación de estar satisfechos; por lo tanto consumiendo menor cantidad obtendremos
alimento y energía suficiente, a través de los hidratos de calidad, evitando el
consumo excesivo y la ingesta de hidratos pobres como los que nos aportan las harinas
y los azúcares industriales y altamente refinados.
Por otra parte, el contenido de
fibras de las harinas integrales y de los productos como frutas pasas o cocidas
ayudan a mejorar el tránsito intestinal por lo que incorporar estos productos
en lugar de los usados en la pastelería tradicional, nos ayuda a liberar
ciertos conflictos orgánicos que suelen ser normales en gran parte de la
población, como el estreñimiento.
La utilización de frutas nos
permite variar en el sabor de los budines, utilizando la fructosa como
endulzante natural. Elegimos frutas que aporten frescura a la textura del producto
y buscamos dentro de lo posible, que el contenido de sus componentes aporten oligoelementos
saludables como por ejemplo: el potasio y magnesio de la banana, el magnesio
del cacao, la vitamina c de la naranja, el ácido málico de la manzana, el ácido
cítrico del limón, etc.
En lugar de usar chocolate como
elemento base de algunos budines utilizamos el cacao puro o la harina de
algarroba que dan una sensación similar al la del chocolate al comerlos, pero
sin efectos nocivos sobre el organismo.
Además de la harina de trigo
integral, que aporta proteínas e hidratos de carbono de calidad, el uso de la harina
de algarroba nos permite dar a los budines azúcares naturales, minerales, proteínas,
vitaminas y fibra.
En algunos casos recurrimos al
uso de harina de centeno recomendada para los diabéticos por la baja producción
de azúcar en sangre que se consigue al ingerirla. Muchas veces presente en
panes, tomamos la experiencia de esta interesante harina para utilizarla
también en los budines.
Así, luego de experimentar y
buscar texturas, de probar sabores, de concentrar una buena cantidad de
información para crear un proceso de sustitución de productos clásicos e
industriales por otros alternativos, integrales, agroecológicos y orgánicos, llegamos a un piso de calidad que
nos permite producir nuestros budines artesanales, ricos y saludables que con
mucha y buena energía hacemos y compartimos desde Luz de Pueblo.
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