Los calambres son una dolencia
que suele manifestarse con asiduidad en diferentes ocasiones, tanto al realizar
alguna actividad física o movimiento concreto - cuando al movilizar el cuerpo muchas
de las partes que permanecen normalmente inmóviles se activan- o cuando, por
ejemplo, dormimos.
La aparición de este síntoma se debe en parte a que la
tensión que podemos tener habitualmente en la estructura muscular cambia o se relaja y
“soltamos” la postura y la tensión en esos músculos que se contraen
involuntariamente.
Falta de magnesio
Si de carencia de minerales en el
cuerpo hablamos la pérdida o ausencia de magnesio es un factor recurrente en
las condiciones necesarias para la aparición de calambres. Los síntomas se
pueden percibir en todo el cuerpo y muy fuertemente en las piernas. Normalmente
es difícil que los médicos puedan constatar la carencia de magnesio en un
músculo u órgano determinado ya que aunque se de esta situación los índices de
magnesio en sangre pueden aparecer como normales.
Son varias las causas que
“barren” el magnesio del cuerpo. La falta de hidratación para incorporar sales
al cuerpo, el estrés, una alimentación excesivamente acidificante por demasiado
consumo de carnes, azúcares o harinas refinados, alcohol o tabaco y el escaso consumo de verduras, semillas y alimentos
frescos o la utilización constante de diuréticos y otros medicamentos.
Colágeno, magnesio y vitamina C
El magnesio y la vitamina C son
fundamentales para la creación de colágeno. El colágeno es la proteína más
abundante en el cuerpo humano y es fundamental para el
desarrollo de los cartílagos, tendones y la matriz orgánica del hueso. Esta
proteína forma parte de la mayoría de los tejidos del cuerpo.
La ausencia de colágeno puede notarse, en un principio,
por la rotura de vasos sanguíneos con síntomas como pequeños derrames o
hematomas espontáneos y luego, la osteoporosis, la artrosis y otras dolencias
articulares.
La falta de magnesio y su vehículo, la vitamina C,
aceleran los procesos de pérdida de colágeno, creando desde los calambres
hasta enfermedades articulares típicas como las mencionadas anteriormente.
Alimentos con magnesio y
vitamina C para revertir el proceso de degradación
La alimentación que produce demasiados ácidos por una
gran demanda del metabolismo para su procesamiento crea unas condiciones
desfavorables en el ámbito de la conservación de sales esenciales y oligoelementos.
La ingesta de productos de origen animal, el alcohol, las harinas refinadas, el azúcar
refinado, por ejemplo, requiere del organismo la utilización de las reservas de
minerales depositados en los huesos. La necesidad de utilización de estas sales
por parte del organismo para normalizar el equilibrio ácido-alcalino crea la
disminución de colágeno que, en última instancia, repercute en la salud de los
músculos, vasos sanguíneos, órganos, huesos y articulaciones.
Cuidando ese aspecto podemos luego incorporar
regularmente estas sales tan necesarias para el organismo a través de una
alimentación saludable y equilibrada, con un alto contenido de verduras, frutas,
frutos secos, legumbres y, en menor cantidad si es que lo creemos necesario,
productos de origen animal (preferentemente pescado), etc.
Hay muchos alimentos, algunos muy específicos o
especiales que no se consiguen fácilmente, pero si de incorporar a nuestra
dieta alimentos ricos en magnesio se trata podremos conseguir con cierta
facilidad los siguientes:
Cacao (puro, no chocolate), sésamo, semillas de girasol,
almendras, quínoa, porotos (judías) blancos (y otros en menor medida, pero
todos contienen magnesio), avena, avellanas, maíz, espinacas, perejil.
La vitamina C favorece la asimilación del magnesio y éste la creación del colágeno. La presencia de estos elementos de manera abundante en el cuerpo sumado a un estado de calma que impida el trauma por estrés más la disminución de alimentos acidificantes ayudará a crear un ámbito adecuado para la reducción de calambres y otros síntomas en el cuerpo.
Pablo Rego
Diplomado en Salud
Ayurveda
Profesor de Yoga
Terapeuta-Masajista
Integral